Imaginemos un lugar tranquilo, quizá junto al rumor quedo de un riachuelo que serpentea entre hierba fresca o bajo el translucido cobijo de las ramas de un bosque añejo. La conversación con Tamara de Frutos, nuestra próxima invitada, merecería un espacio así, tan inspirador como su arte.
Tamara de Frutos es una joven ilustradora con un estilo propio que se mantiene más allá del soporte o la técnica escogidos en cada ocasión, para conformar una propuesta que se desmarca de las modas. Su arte nos transporta y nos hace evocar otras épocas dónde la vida corría a otro ritmo, donde había tiempo para conectar con el mundo que nos rodea y explorar lugares ocultos del alma o la conciencia. Descubramos, pues, a una artista que está dibujando su propio camino y dejemos que su arte se cruce en el nuestro.

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Entrevista con Tamara de Frutos
—Dejaste tus estudios de arquitectura para pasarte a la ilustración. ¿Dirías que la ilustración es un impulso vital o es una vocación tardía?
No sabría decir. En la niñez prácticamente dejé de dibujar. Mientras fui creciendo, lo tenía presente como algo que disfrutaba hacer, pero que no hacía. Con el tiempo seguí buscando inconscientemente el momento en que volvería, y cuando llegó la oportunidad, sin pensar mi cuerpo tiró por mí. Desde entonces ha sido una bonita historia en que he ido poco a poco aprendiendo, superando muchos miedos y ganando confianza. Lo que al principio concebía como un tipo de terapia y expresión personal, con los años tomó la forma de un camino más esperanzador, por el que estaba muy dispuesta a apostar, ya que es lo que me motiva a seguir adelante, tanto a nivel personal como vocacional.
—¿Qué experiencias crees que han influido más en tu arte?
Diría que la infancia y adolescencia. No son épocas que recuerde con mucho cariño, las vivencias que tuve y los sentimientos asociados a ellas, me han marcado hasta hoy. Es algo que inevitablemente condiciona mis días, y por tanto, mi arte. Por fortuna, en la adolescencia encontré en la música una compañera, que me ayudó a sentirme menos sola y a canalizar mis sentimientos. La escuchaba en todo momento que podía, y cuando no, tocaba la viola en el conservatorio. Pero esta experiencia no fue tan satisfactoria.
Algunas de las bandas que me gustan han aparecido de una u otra forma en mis dibujos, y espero que lo sigan haciendo. Me es imposible no querer transmitir la conexión y conmoción que me causan, sin olvidar que las letras y la ambientación que crean son una gran fuente de inspiración.
También estaría mi estancia en Eslovenia y el haberme cruzado media Europa a dedo. Es difícil olvidar lo que crecí en aquellos años, fueron muchas las personas de las que aprendí y que guardo con gran cariño. Por un lado la oportunidad de conocer maneras de vivir y pensar de culturas muy diferentes a lo que había conocido, sobre todo en los Balcanes. Por otro el contexto socioeconómico deprimido de lugares como Bosnia, y sus históricos conflictos sociales, que me inundaron de tristeza. Pude vivir de cerca cosas que me hicieron ampliar mis fronteras mentales y mirar lo conocido desde otros ángulos. También recuerdo encontrar mucha generosidad y una actitud menos individualista, lo que sigo agradeciendo y defendiendo.
Por último diría todas y cada una de las visitas que hago a la naturaleza. Me gustaría quedarme para siempre y aunque a veces lo parezca, no me puedo llevar el bosque a casa. Así que intento guardar pedazos de su bonita influencia a través de dibujos, fotografías o artesanías. Algunos días intento acercarme a dibujar del natural, es una experiencia que disfruto mucho y me llena la cabeza de magia.

—¿Fue la naturaleza la que te llevó al arte o encontraste en ella una fuente de inspiración?
Más bien lo segundo. De hecho, a veces pienso que la calma y felicidad temporal que me produce estar en un ambiente más natural, amansa ciertos fuegos internos que me condicionan el arte. Cuando paso tiempo cerca de ella, me apetece dibujar cosas relacionadas. Poco a poco, he ido descubriendo diferentes maneras de disfrutar los días en la montaña, ríos y bosques. Me fascina prestar atención y conocer lo que me rodea, descubrir cada día algo nuevo, y dejar vagar la imaginación con los sentidos.
Cuando paso mucho tiempo lejos, que es lo habitual ya que vivo en una ciudad de cemento, intento acceder a ella a través de dibujos, lecturas y ensoñaciones. Sin embargo también me arrastra la corriente de nuestra civilización, su miseria, contaminación y sus muchas otras injusticias. Intento no desconectarme de la comunidad para ser algún día un eslabón útil, como artista o como persona.
—¿Qué referentes artísticos y literarios podemos ver reflejados en tu arte?
Esta respuesta puede que sea un cóctel muy variado. Mis lecturas van desde las novelas de fantasía, los clásicos y los relatos de terror y misterio, hasta los ensayos naturalistas, la poesía y las novelas gráficas, pasando por libros sobre historia, folklore, feminismo y filosofía. ¡En literatura, no puedo dejar muchos temas de lado! En concreto la literatura de fantasía y las leyendas son una fuente de inspiración tremenda, y cada vez que me sumerjo en una historia tengo muchas ganas de ilustrarla, pero no siempre se tiene tiempo de dibujar todo lo que una quiere. Luego también hay libros como Walden, de H.D. Thoreau, o algunos de H. Hesse, que me han marcado como persona y han dado una tonalidad distinta a todo lo que hago.
A nivel artístico, la lista sería muy larga, pero si tengo que destacar algunos, sería la Tierra Media de Tolkien junto con Alan Lee y John Howe como sus artistas conceptuales. Especialmente los bocetos de Alan Lee me tienen cautivada, llenos de criaturas y escenarios fantásticos, viejos árboles y preciosos paisajes. Por otro lado estarían los grabados de Goya y la fuerte crítica social que contienen, también ilustradores victorianos como Rackham o Dulac y algunas obras de los prerrafaelitas. Asimismo incluiría la creatividad y técnica de Francesc Grimalt, la magia de Victoria Francés, las composiciones de Simonetti o el fuerte poder simbólico de Santiago Caruso. Todo ello sin olvidar la obra de pintores románticos como Friedrich o Turner.

—¿Haces ilustraciones solo con técnicas tradicionales o también utilizas medios digitales?
Ambas. Hago ilustraciones únicamente con medios tradicionales como la acuarela, tinta, grafito, lápices de colores y óleo, usando solo una y también mezclándolas. A veces hago pequeños retoques digitales, y otras parto el proceso en dos. Por ejemplo, las ilustraciones de El Cuervo las hice principalmente con tinta, acuarelas y lejía, pero el acabado de luces contrastadas y detalles lo hice en digital.
También he hecho ilustraciones donde predomina la técnica digital. La portada que hice para Lagarto Spok fue así, tanto con diferentes pinceles como con la técnica del mattepainting en algunos trozos. Eso sí, siempre dibujo a mano sobre papel. El gusto y confianza que he cogido con el lápiz es difícil de reemplazar.
—¿Cuáles fueron tus primeros trabajos artísticos?
Ahí me entra la duda de si mencionar los primeros de cuando era niña, los de cuando volví a dibujar, o los primeros que yo considero como arte. Si entiendo bien la pregunta, supongo que debo decir los que hice al volver a dibujar. Al principio funcionaba a base de tomar referencias de fotos que me parecían bellas, que significaban algo para mí o que me conmovían de alguna manera. A estos primeros trabajos no les veo gran cosa interesante, más que fueron curativos en su momento. Es un gran alivio cuando solo tienes que dejar la mano libre en su movimiento.
Pasaron algunos años hasta que me atreví a dibujar sin depender de un referente. Parece una tontería, pero pensaba que no sería capaz de hacerlo y que no tenía imaginación. Como es natural, esa barrera fue cayendo con el tiempo y la práctica, e hice trabajos que empecé a considerar como artísticos, no solo porque la intención dependía menos de la fotografía, sino porque había más de mí en ellos, con una mayor creatividad por mi parte. No llevo ninguna guerra con la fotografía, por supuesto. Es una buena aliada, sobre todo en el proceso de aprendizaje. Además, he aprendido que es importante forjar una buena carpeta de referentes, si puede ser con fotografías propias o bocetos tomados del natural.
—Hiciste una serie de ilustraciones sobre El cuervo de Edgar Allan Poe, ¿tienes en mente hacer más ilustraciones de este tipo basadas en la literatura?
Sí, desde luego! Estos meses voy a estar ilustrando un par de libros, y en el futuro espero que vengan muchos más.
—¿Qué colaboraciones has hecho hasta la fecha?
¡Desgraciadamente no muchas! Hice la portada del segundo disco de Lagarto Spok, la cual me hizo muchísima ilusión. Me encanta su música desde sus comienzos, y he tenido la suerte de ver la evolución de la banda de cerca, así que cuando me encargaron la portada fue una mezcla entre alegría y presión por estar a la altura. Ellos tenían bastante claro lo que querían, así que solo tuve que poner mi mano y mi creatividad para sacar un diseño atractivo y potente, que cuajara con la esencia de su música. También aproveché la situación para aprender eso de la pintura digital, que tenía aún enquistada.
A parte, con Pepelu Fernández (mi compañero, que también es escritor) colaboré en un par de ilustraciones para su Poemas del primer mundo.
Por último, cabe mencionar que hace poco realicé la cubierta y maquetación de La mirada de Estigia, una novela negra de la escritora local Mª Carmen Castillo. Tengo ganas de enseñarla, ¡pero aún no ha salido!

—¿En qué trabajas ahora?
Ahora mismo estoy llevando a cabo las ilustraciones para El Bestiario de Axlin, de Laura Gallego. No es ninguna noticia, Laura no me ha contratado, ¡ojalá! Es por amor al arte, por cuestiones académicas y también para seguir aprendiendo.
A parte de esto, también estoy llevando a cabo las ilustraciones de la que será mi primera exposición en Castellón.
—¿Cuáles son tus proyectos futuros?
El próximo proyecto en el que me voy a ver felizmente inmersa es en la ilustración de la próxima novela de Pepelu Fernández, que será sobre un mundo de fantasía masivo e industrial. Me hace mucha ilusión porque va a ser un proceso muy colaborativo entre ambos, en el que voy a poder tener bastante peso creativo en el aspecto visual. Estamos deseando ponernos a la obra.
—¿Qué encargo artístico te haría especial ilusión recibir?
Hasta hace relativamente poco me hubiera encantado que me encargaran el artwork de algún futuro disco de Guilles, una banda de metal extremo de mi tierra y una de mis bandas favoritas. Pero tristemente la banda paró hace un par de años, así que el sueño se quedó en el aire.
Como soñar sigue siendo gratis, quizás diría la ilustración de alguno de los títulos de Libros del Zorro Rojo, de algún compendio de criaturas mágicas o bestiario, y también alguna historia de fantasía en una de esas ediciones de lujo, que incluyen tantas ilustraciones.


—¿Hay alguna técnica con la que te gustaría experimentar?
¡Muchas! Creo que tengo algún tipo de adicción a probar nuevas técnicas. Ahora mismo estoy aprendiendo y experimentando con técnicas digitales, pero en el futuro me encantaría probar otras. Por ejemplo diferentes tipos de grabado, tanto en planchas de metal como xilografías sobre madera o linóleo. Aún no he dado con la técnica que mejor me va o que más disfruto, y creo que aún me queda un tiempo de experimentar hasta que vaya definiendo este aspecto.
—Cuéntanos cómo es tu proceso creativo, ¿tienes algún ritual o costumbre a la hora de ponerte a dibujar?
Creo que no. Lo único que he tenido más parecido a un ritual ha sido el café o té introductorio, encenderme algunas velas o incienso. Depende mucho de lo que tenga que hacer. Generalmente, si es un trabajo más creativo, necesito tranquilidad, concentración, y un estado de ánimo ligero y sin presión. A veces cambio el lugar de trabajo a otro que relaciono con el tiempo libre. Si el trabajo creativo es menor, y las decisiones a tomar son más fáciles, me pongo a trabajar en la silla de siempre con música o audiolibros. Intento crearme una horario equilibrado, pero la mayor parte de las veces me tiro el día entero trabajando con pequeños descansos de por medio.
—¿Dónde podemos seguirte a través de redes sociales?
Principalmente en Instagram como viejafloresta. Desde hace algo más de un mes también tengo cuenta en facebook como Tamara de Frutos, donde iré compartiendo los trabajos que vaya haciendo. Además, en los meses próximos tengo intención de iniciarme tanto en artstation como en devianart, ¡será por páginas!
Galería
¿Os quedáis con ganas de más? Nosotros también, pero por suerte, Tamara de Frutos nos hace una pequeña autobiografía, casi poética, que muestra el corazón sensible de artista. Sirva como colofón para terminar de enmarcar la entrevista. Pero antes de decir hasta pronto a nuestra invitada, queremos agradecerle enormemente el tiempo y la implicación dedicados. Ha sido un gustazo charlar con ella.
Biografía de Tamara de Frutos

Nací y crecí en Castelló de la Plana; donde se choca el mar con las montañas, entre aromas cítricos, higueras y pinos. Empecé a dibujar por inercia, de manera terapéutica, hasta que despertó en mí la vocación de emplear el arte como una herramienta para mejorar un poquito este mundo. Antes de eso estudié Arquitectura en Valencia. Fue un camino un tanto pedregoso, pero me llevó de viaje hacia el este, hacia la tierra de los Balcanes. Allí pude llenar la mochila de otras voces y liberar la mirada del marco más occidental y familiar. De vuelta a casa, con un horizonte más claro, estudié Ilustración en la Escuela de Artes de Castellón, además de otros talleres y cursos que me ayudarían a aprender algunas de las técnicas tradicionales. Mientras tanto he estado compaginando esta formación con trabajos de diseño gráfico y encargos artísticos, entre otros. Como amante de la literatura, me encanta poder colaborar en lo que en muchas ocasiones acercan los libros a las personas. El poder imaginar y plasmar otras realidades y mundos de fantasía, es uno de los principales motivos por los que estoy aquí, escribiendo este texto. La música también forma parte de mi entramado sentimental. La sensibilidad al impacto emocional que conlleva es una fuente de inspiración constante y me encanta poder trabajar en proyectos relacionados con esto. Por último, está la naturaleza. La fauna y flora me empujan a los pinceles y a la fotografía, para divulgar el amor por las cosas que crecen, a ver si con suerte se contagia.
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