Sucede que hay veces que los sueños son tan reales que la misma realidad nos resulta absurda… Suponiendo que la vida no sea sueño, algo que no debemos descartar todavía.
Sueño por igual con los vivos y los muertos,
con lo que fue y lo que será.
Y al abrigo impenitente de las horas cenicientas
deshago sombras preñadas de luz.
Son extrañas criaturas,
como emplumadas aves incapaces de alzar el vuelo,
escarvando enfurecidas con sus largos picos
en la memoria extasiada del olvido.
Moran entre los placeres cotidianos,
en su acrisolada libertad,
alimentándose de dolores incomprendidos.
Ya se acercan, temibles y silenciosas,
acechando desde la orilla contraria
al camino recto por el que transito
que conduce, sin pérdida ni prisas,
desde ninguna parte hacia ningún lugar
donde quiera que habite el destino.
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