CREATURA IN ARCA

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En cuanto aquel señor sacó los zapatos de mi casa, mi caja, por fin volví a disponer de todo el espacio para mí. Exactamente igual que antaño, cuando fuimos, ella y yo, creados.
Se llevó los zapatos, pero dejó el papel de seda blanco y ruidoso. Me gusta ese papel.
Durante algún tiempo fui feliz. Estuve tranquilo.
Hasta que un movimiento tremendo me desperezó: el mundo volvía a moverse.
El cielo-tapa se abrió sobre mi cabeza y vi la faz del mal, gigantesca, babeante, con diez mil figurillas en las manos que, al parecer, representaban, cada una, un alma perdida.
El Maligno se llevó afuera, a esa existencia o inexistencia que no sé qué es pero que me castiga, mi cómodo papel blanco. Depositó mi mundo en su alfombra multicolor de costado, produciendo problemas en el entorno, atmosféricos, gravitacionales, tectónicos… y por poco salgo rodando. Entonces empezó a meter pequeños muebles, figurillas de monstruos, animales, seres de todo tipo y forma; coches, motos, barcos, cubos rompecabezas multicolores. Todas sus figuritas sin vida iban desfilando por mi casa, mi caja, y a mí se me arrinconaba, se me empujaba casi a la inexistencia, se me condenaba al olvido de mí mismo: al fin y al cabo quien practica durante mucho tiempo la invisibilidad acaba desapareciendo.
A veces otro ser se dibujaba en la lejanía, por una de las esquinas del cielo, moño y bata rosa; era capaz de controlar al Maligno. Encomendaba al titiritero cósmico a cerrar mi casa, mi caja, a colocar el cielo-tapa en su sitio. Él, a veces de buena gana, obedecía, y todo era dicha. Pero en otras ocasiones, refunfuñando, hacía caso a las malas, maldiciendo y pagando su frustración y miseria con las figurillas y con mi casa, mi caja, conmigo, el invisible arrinconado.
Pero a todo se acostumbra uno, incluso a la debacle perpetua, incluso al apocalipsis interminable; y cierto día noté las comisuras de mi boca expandidas en beatífica sonrisa, qué sorpresa: el maligno (ya sin mayúscula, como si el mal no fuera tanto) jugaba a montar al Doctor Bolt en un caballo que salió de un huevo amarillo, y esto era bueno, era divertido.
Hice entonces lo que mi entraña me había prohibido desde que nací con mi caja: hablé. No recuerdo lo que dije, pero el ser (ahora ya ni bueno ni malo) acomodó mi discurso con facilidad entre los demás discursos que su mente recibía (todas las figurillas, me contó más adelante, hablaban como yo). No recuerdo lo que dije, algo sobre la inconveniencia, tal vez, de que el Doctor Bolt usase semejante montura; pero recuerdo perfectamente lo que él, Óliver, me dijo: «¿Tú cómo te llamas? Yo, Óliver».
No conocía mi propio nombre y así se lo dije. El diálogo se desarrollaba con una naturalidad apabullante.
«Te llamaré Cucarachita». Y así me llamó, y me sigue llamando. No soy, claro, uno de esos insectos aplanados, pero de alguna manera se me parecen. Mi casa, mi caja, está vieja, depauperada, ha envejecido más que yo, y parece que su fin está próximo. Lo más alarmante es la reiterada amenaza de la madre de Óliver (moño y bata rosa), cuya palabra es ley: «¡voy a tirar esa caja a la basura pero ya!». Hasta ahora mi amigo ha conseguido evitar la catástrofe con su estratagema de los llantos desconsolados, pero esta técnica tiene un límite… ¿Qué será de mí sin ella? Óliver confía en que podré llevar una nueva vida, habla de algo llamado pecera, que tal vez me sirva de puente a la libertad.
En fin, sirva esto como colofón de mi vida o de una época. Adiós, Cucarachita. Vamos a intentar la mudanza a la pecera.


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Francisco Santos Muñoz Rico
REDACTOR | Website | + posts

Esta entrada tiene 15 comentarios

    1. FRANKY

      Efectivamente, lo has cazado al vuelo, hermano

      (5/5)
  1. Marina

    Cucarachita. Que nombre. 🦗

    (5/5)
    1. FRANKY

      Cosas de críos majaras🤪🤪🤪

  2. Mónica Pérez Bauzán

    Cucarachita me representa, quiero más...

    (5/5)
    1. FRANKY

      Mónica, tengo cuerda para rato 😁, como tú por lo menos

  3. Ana G.

    Cómo se ceba el mundo con los pequeños... ¡No hay derecho!

    1. FRANKY

      Así es, no hay derecho en absoluto

      (5/5)
  4. Hefesto

    A la pecera no, cucarachita! He visto a un gato rondando. 🙌

    (5/5)
    1. FRANKY

      Nueva vida, nuevos enemigos

      (5/5)
  5. Estela

    Ais menos mal que Oliver lo salvará, pobre cucarachita !

    (5/5)
  6. Estela

    Por cierto a Dylan le ha gustado mucho, 😄

  7. Rashan

    jajajaj cuando crees que Franky ha gastado todas sus balas, te suelta esto. Maravilloso!!

    (5/5)
  8. Jasmin

    Me ha encantado, ese mundo en una caja.

    (4/5)
    1. FRANKY

      Gracias, Jasmin!!

      (5/5)

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