Ceniza en las venas, de Carlos Ruiz Santiago

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Carlos Ruiz Santiago se pasa de nuevo por las páginas de Espiademonios para hablarnos de su última publicación: Ceniza en las venas.

Conociendo a Carlos Ruiz Santiago

«Magia rota y retorcida, magia horripilante». Carlos Ruiz Santiago practica, efectivamente, una magia rota, retorcida: llamémosla Literatura. Y por colocarle un apellido: Literatura Pulp. Pero empecemos por el principio, por mi principio:

Conocí a Carlos en las redes del gran pescador de hombres de nuestro tiempo, no el Hombre Jesús, claro, sino Internet, ese munífico constructo mágico (todo es magia). Sentí inmediatamente simpatía por aquel barbudo que se hacía llamar Darko en esos predios infinitos, y empecé a leer, aquí y allá, cuentos suyos. Es sangrienta y salvaje su literatura.

Carne de rata

Me hice con su novela corta, o cuento largo más bien, Carne de rata, «algo para llenar el silencio, para condimentar su muerto corazón»; que me trajo reminiscencias del tratamiento que da William Golding a sus personajes salvajes, pero en una historia muy diferente de las de Golding, que tiraba al realismo: Carlos se dedica a la fantasía y al terror.

Salvación condenada

Aquí atisbé un mundo con el que me iba a topar de lleno al poco tiempo al adquirir su primera (creo) novela: Salvación condenada. «Mundo Subterráneo es un lugar penumbroso por lo general, especialmente en los túneles abandonados y, normalmente, cualquier cosa que no fuese una ciudad o un camino entre ellas».

Esta novela tiene algo de eso mismo que tiene Metro, de Glukhovsky, ese aire opresivo y húmedo, con el peligro inminente de amenazas infernales todo el rato presente. Pero también tiene un aire a lo Robert Howard (mucho de lo escrito por Carlos lo tiene), ese salvajismo que va de la mano con cierto tipo de nobleza. Estos ingredientes hacen de Salvación condenada algo épico, y específicamente épico a la manera del western más pulp (cómo mareo la perdiz, eh).

Peregrinos de Kataik

Luego vino algo distinto: Peregrinos de Kataik (la primera cita, la de la magia, es de allí. Sí, tengo citas de Carlos apuntadas en cierto documento). Aquí salimos de las profundidades, pero sin alejarnos mucho de ellas… Aunque no es su intención hablar a la manera de los novelones de fantasía del extenso mundo en que se desarrolla la historia, sucede que al recordar esta, uno casi puede ver mapas, datos históricos, y todo tipo de mitos y leyendas que al cabo no están más que apuntadas de pasada, sesgadas. Es un mundo rico que procede de una rica imaginación.

Miedos que me sangran

Después nuestro hombre publicó el libro de cuentos Miedos que me sangran. Un conjunto de sus cuentos que podemos añadir a esos que he dicho antes que fui leyendo aquí y allá. También en mi antología egregia Cuentos para leer en el váter participó con una pieza al tiempo grotesca y algo sensiblera (extraño pero cierto), Mi querido hermano Beltrán…

En fin: Carlos desborda literatura, joder, y me dejo en el tintero algunas cosillas.
Y ahora publica nueva novela: Ceniza en las venas. Así que me dije ¡diantre, entrevistemos a Carlos!

Carlos Ruiz Santiago

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Entrevista a Carlos Ruiz Santiago

FRANKY: Bienvenido, amigo, perdona por el fárrago de presentación, pero quería dejar claro que tienes no poca obra a tus espaldas; cuéntame algo de esta nueva historia, por favor.

CARLOS: ¡Ojalá más presentaciones así! Es un placer y un honor estar aquí y contar con tan selecto y tenebroso entrevistador en este maravilloso espacio dentro del puñetero internet.

Pues bueno, a modo de resumen, Ceniza en las venas es un western de terror sobrenatural, una historia de traición y amistad (mucha amistad de hecho, quizás me haya vuelto sensiblero) con magia ritual, tiros por doquier y venganzas sanguinolentas cubriéndolo todo. Es un western crepuscular con la pátina de monstruos y horrores ancestrales que acabo dándole a todo.

El argumento va un poco así: un tipo que se suponía muerto viene a reclamar las tierras de su padre el mismo día que unos terratenientes iban a apropiárselas. Acompañado de una bruja del desierto, nuestro protagonista se va a manchar de sangre las manos. Porque, ya lo sabes, la venganza es un motor espléndido.

FRANKY: La venganza mueve el mundo, así es. Ya comparé yo uno de tus libros con una historia del oeste, y recuerdo que te alegró que hubiese “detectado el tufillo a western”; también eres amante de esos clásicos salvajes de Leone y compañía: ¿no tardabas ya en pegarle a una de vaqueros?

CARLOS: Pues sí, la verdad. En mi defensa diré que la lista de mierdas que mezclar con monstruos que tengo en la cabeza es amplia y la elección compleja.
Después de escribir Salvación Condenada quería algo que se tirase más a la fantasía, un poco para demostrarme que podía ser todoterreno en los dos géneros que leo de manera casi exclusiva, de ahí Peregrinos de Kataik.

Supongo que, hecho eso, el empezar a mezclar géneros era inevitable, y el western era la opción predilecta. La sensación ominosa, e incluso sobrenatural, ha estado presente en el género desde siempre. En Hasta que llegó su hora el aura del protagonista es casi de espectro vengador, y tres cuartas partes de lo mismo en El jinete pálido. Ni mención merece la violencia y la pérdida, por supuesto, dos fetiches de escritor que tengo y que el género bien abandera.

Llevarme eso a mi terreno no solo ha sido sencillo, sino muy placentero. Como amante de la fantasía, adoro coger un escenario a priori cien por cien realista y hundirlo en mi juego. Me da mucho coraje cuando veo una película con un elemento fantástico que al final te desmontan con alguna pamplina para explicarte que era algo proveniente de la aburrida realidad. Eso es recurso de escritor cobarde, así que yo hago lo contrario, ni aunque sea por el disfrute de joder.

FRANKY: Yo también lo odio, mi hermano y yo solíamos llamarlo “la explicación sicológica”. Qué mierda.

Además de escribir te dedicas al cine. Y digo al cine porque supongo que no solo a una vertiente, como director, seguro que también te gusta montar, mezclar, las luces, los guiones… De hecho ya te hemos visto en cierto corto, incluso, interpretar. Háblame de esto, anda.

CARLOS: Pues sí, el cine es una pasión más que apilar. Al final, es contar historias, aunque sea con otros códigos, con lo cual no puede sino atraerme. Ahora mismo, ando liado en el grado superior, porque los conocimientos técnicos son siempre más complicados de conseguir que el bagaje que te da el ver y leer en abundancia.

Disfruto mucho de todo el proceso de creación cinematográfica, aunque no se me dé bien su plenitud (soy un cámara penoso). No obstante, creo que hay multitud de formas de expresar a través del audiovisual: desde la luz al sonido, la composición, el tamaño, altura y angulación del encuadre, el montaje, el color… Son muchas capas a añadir sobre el fondo que el guion representa y que ayuda a crear una obra tan potencialmente compleja que solo puede apasionarme.

Tiene un restrictivo material y visual que la literatura, anclada al ilimitado mundo de la imaginación, no tiene. Sin embargo, da otras cosas a cambio. Sobre todo, la dirección y el montaje permiten narrar de las formas que a mi más cómodo y satisfecho me hacen sentir. De hecho, estoy trabajando en algún proyecto que se basa casi exclusivamente en montaje, sin casi grabar nada.

Y es una alegría que esos sean mis aspectos favoritos, la verdad, porque como tenga que volver a actuar… digamos que detrás de las cámaras me desenvuelvo (algo) mejor.

FRANKY: ¿Te ves capaz de salir adelante económicamente con estas cosas de locos: el cine, la literatura…? Es más: vives en el peor, o casi, país para pretender una sandez como esa… ¡Deja de sonreír con malicia y contesta!

CARLOS: La sonrisa con malicia es para tenerla, porque la situación tiene un humor un tanto sombrío. Esa misma pregunta que me haces me la he preguntado yo mismo más de una vez. Yo creo, y lo digo con la más certera de las confianzas, que estoy destinado a lograrlo o morir en el intento.

No soy yo un sibarita de opulenta familia: mi madre es limpiadora y mi padre tornero, yo he tenido (y tengo) trabajos de mierda en la hostelería y sé lo que es esto. Simplemente, me conozco. Me he visto en situaciones, en momentos, y sé lo que me mata estar haciendo cualquier cosa que no sea contar estas movidas que me pululan por la cabeza, hablar de otros mundos. Y, total, como la opción segura solo es una ilusión pasajera, al menos que me pille debajo del puente habiendo hecho lo que me apetecía.

De todos modos, esta hedionda roca a la que llamamos España no creo que sea mi hogar mucho más. En mi Andalucía natal no hay gran cosa para gente como yo (y eso que soy de Sevilla, la supuesta gran capital). La cultura está moribunda, putrefacta y cada año la apuñalan más. A la industria cinematográfica la tienen vomitando sangre en un rincón oscuro y el panorama literario es mejor no mirarlo si quiero evitar echarme a llorar. Tan pronto acabe los estudios, huiré lo más lejos posible. A algún sitio con muchos árboles, a ser posible.

FRANKY: Pues lo entiendo perfectamente y te animo de corazón a que te largues en busca de mejores pastos.

Creo que ya hemos tocado todos los temas que pretendía para convencer a la peña de que vaya perdiendo el culo a comprar tu libro: sin embargo, te preguntaré todavía una cosa más.

¿Cómo ves esa diferencia de que ya he hablado yo aquí más de una vez entre la “publicación tradicional”, como llaman algunos pomposamente a publicar con una editorial, y la autopublicación, también conocida como la autoaniquilación

CARLOS: Bueno, yo soy bastante parcial en este aspecto. Desde mi humilde opinión en base a la experiencia, yo he tenido un trato mayormente horripilante con las editoriales. No con todas, por supuesto, así a bote pronto la gente de Ediciones Freya se portó conmigo con una profesionalidad que daba gusto. No obstantes, dado que la mayoría han sido malas, suelo preferir la autopublicación.

Es cierto que es más trabajosa, pero al final me permite un control mayor (absoluto casi) sobre qué, cómo y cuándo publico, y eso da gusto. Y es cierto que por Amazon propiamente dicho no vendo demasiado, pero con eventos y presentaciones que yo me organizo o a los que me adhiero pues mira, no soy Stephen King, pero estoy contento.

Estoy en un momento de mi vida en el que lo último que me hace falta son dolores de cabeza, así que el poder gestionármelo todo yo, con mis métodos, mis acabados y mis tiempos me da una tranquilidad que muy bien tendría que hacerlo una editorial para igualarlo. De nuevo, para nada denostar el trabajado de las editoriales, que sí que hay buenas por ahí pero, a mí por lo menos, cada vez me cuesta más encontrarlas. ¡Y aún más que le echen cuenta a un hastiado barbudo como yo!

FRANKY: Eres carne de ostracismo, por supuesto, acércate a mi lumbre… jajaja. Por último quiero agradecerte que te hayas prestado para la entrevista, amigo, y conminarte a que tú mismo te despidas de todos los espiademonitas que te leen. También puedes insultar a quien quieras, que no tenemos censura aquí, venga, dale.

CARLOS: Bueno, el placer y el honor es estar aquí entrevistado por un colega y escritor que tanto me mola en un sitio tan chulo como es Espiademonios. Mil gracias por darme la oportunidad de estar aquí y escuchar (o más bien leer) las cuatro mierdas que tengo que decir.

Y bueno, ya que me das la oportunidad: me cago en las muelas de las editoriales trampa, en los huevos de la política, en los zarrapastrosos muertos del dinero y los jodidos fans del puto Sanderson que tan bien no escribe, cojones.

Así que eso, comprad mis novelas y, ya si eso, os las leéis.

Un abrazo, coño.


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Francisco Santos Muñoz Rico
REDACTOR | Website | + posts

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Vicente

    Un cierre espectacular para una buena entrevista.

    (5/5)
    1. Alberto de Prado

      Ni Carlos ni Franky se han mordido la lengua, cosa que agradecemos sobremanera.

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