Polvo y ruido.
Dicen que comenzar un texto con una gran frase es un acierto asegurado. Carolina piensa que esto solo será un fracaso más que añadir a la lista de fracasos versados que componen su vida. Cada noche, cuando el silencio abraza sus demonios, estos despiertan... «Pero, ¿¡Qué ven mis ojos!? ¡¡Tú!! Has tenido los cojones de volver aquí. ¿Sola? Entra, lo pasaremos bien. No me mires así, tú lo quisiste de este modo, ahora no hay vuelta atrás».